Bruselas es una ciudad que sólo se revela a quien sabe mirarla.
Bruselas es una de esas ciudades a las que merece la pena llevar de la mano para mirar más allá de las apariencias. Pasee por las Marolles por la mañana, recorra Ixelles y Saint-Gilles en busca de fachadas Art Nouveau, descubra las fachadas de los cómics en las esquinas, recorra los micro-pueblos de los bonitos suburbios arbolados, tómese una cerveza en un estaminet y disfrute de todo el placer que le ofrece esta ciudad. La ciudad es estrafalaria y descarada, surrealista y relajada, como la banal silueta del hombrecillo del sombrero de globo (Magritte), que era un verdadero artista subversivo.

Bruselas alberga las instituciones europeas, pero también representaciones extranjeras y numerosos grupos de interés. Hay 160 embajadas, 1.400 ONG, 200 oficinas de representación de las distintas regiones y ciudades europeas, y más de 20.000 grupos de presión (¡!), cuya actividad se considera una verdadera amenaza según las instituciones europeas, aunque también contribuyen a las grandes decisiones de este mundo.
También es una encrucijada económica entre empresarios de todo el mundo y sus homólogos políticos.
Así que organizar un seminario o un evento de team building allí tiene sentido, ¡entre la seriedad y el humor seguro que tendrá un resultado estupendo!

Bruselas está a una hora del Mar del Norte y sus gigantescas playas, a una hora de los bosques de las Ardenas, a media hora de Amberes... ¡la proximidad de esta diversidad la convierte en un destino de elección!